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"Mi interés por el psicodrama surgió a partir de la experiencia; en un primer momento no podía armar una fundamentación clara de porque me interesaba aprender ese método; solo sabía que haber tenido la oportunidad de participar en un taller me había cambiado para siempre. Con el tiempo puede ir construyendo (a partir de la experiencia y el intercambio con otras personas) argumentos que me permitieron sostener mi búsqueda. Dentro de mi propio espacio terapéutico aprendí que los procesos de racionalización no siempre nos permiten comprender y construir sentido sobre lo que nos está pasando, incluso pueden generar más ruido que entendimiento; hay que dejar que trabaje el alma decía mi terapeuta y yo agregaría y el cuerpo, ya que hay movimientos que no siempre pasan por el uso de lo racional. Y creo que el psicodrama propone una alternativa frente a esta problemática.

 

Tiempo después tuve la oportunidad de participar en un curso de Fotolenguaje, en dicho espacio una docente nos explicaba que muchas veces el uso exclusivo de la palabra (como única herramienta de trabajo) puede generar más sufrimiento; porque no siempre nos permite expresar y simbolizar lo que pasa. Considero que el psicodrama nos da la oportunidad de trabajar experiencias y sentimientos por medio de la palabra y la acción; hay un doble movimiento, donde el cuerpo es protagonista..."

¿Cómo aplicar el Psicodrama a tu vida laborar o personal?

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"...Transitando por distintos espacios grupales (grupos terapéuticos, supervisiones, espacios de intercambio y grupos de estudio), conocí los riesgos de la interpretación; los terapeutas no descubrimos verdades, propiciamos espacios de trabajo y reflexión junto con otros, que nos permitan en conjunto construir certezas, conocernos y construir alternativas. Trabajar exclusivamente desde el lugar de la interpretación nos posiciona en un lugar de Poder-Saber muy peligroso; y personalmente creo que el psicodrama como método nos obliga a salir de ese lugar. Nos fuerza a ser espontáneos y creativos, esclareciendo que no somos los protagonistas de este proceso y que no nos corresponde a nosotros concluir qué es lo que le pasa al otro, cuál es el origen y la razón de su problema, y cómo debe resolverlo. Nos ayuda a liberarnos de nuestros propios procesos transferenciales y de nuestras fantasías de omnipotencia.

 

A partir de mi participación en distintos talleres conocí el rol fundamental del acto de jugar, como una forma de promover la salud y el aprendizaje, y favorecer la reconstrucción del tejido social. Y creo que el psicodrama le da un lugar central a lo lúdico como experiencia; como forma de propiciar un encuentro con el otro, por el simple hecho de encontrarnos. Estos son los motivos por los cuales llegué a la EMPS."

María del Pilar Márquez 

Psicodramatista y Licenciada en Psicología.

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